Historia de los trasplantes
El deseo del ser humano de mejorar su salud o su aspecto físico parece consustancial a su naturaleza. Civilizaciones tan antiguas como la persa, la griega, la egipcia muestran en su arte diferentes manifestaciones de una visión idealizada del cuerpo humano, utilizando partes de animales, lo que les otorgaría propiedades al alcance solo de los dioses. Por tanto, el “xenotrasplante” se encuentra en el imaginario del hombre desde hace muchos siglos.
Un primitivo concepto de trasplante aparece en muchas culturas antiguas a través de formas quiméricas de héroes, reyes y dioses ideadas con el fin de resaltar las virtudes de estos seres. Probablemente el más antiguo y famoso ejemplo lo constituya Ganesha, dios hindú de la sabiduría y vencedor de todos los obstáculos: un dios surgido de un niño Kumar, a quien el rey Shiva trasplantó una cabeza de elefante. esta cabeza de elefante trasplantada explicaba su sabiduría y fortaleza.
Con el paso de los siglos, el pensamiento cristiano recoge estos mitos y los transforma, a través de los milagros. De los ejemplos posibles, hay que destacar el “milagro de San Cosme y San Damián” profusamente recogido en el arte sacro y que muestra el momento en que estos dos médicos de la época romana sustituyen la pierna enferma de Justiniano, por la pierna sana de un esclavo. Sin duda, se trata del primer aloinjerto de la Historia, ocurrido sólo en el imaginario de las personas.
Durante la Edad Media poco más se puede decir del desarrollo científico de los trasplantes. En el área de la cirugía se producen avances y en 1597 Gaspar de Tagliacocci publica un tratado quirúrgico, que recoge la técnica del autotrasplante nasal que aún se realiza en la actualidad.
El primer paso importante para el desarrollo científico de los trasplantes tiene lugar en los inicios del Siglo XX y se relaciona con el descubrimiento de la sutura vascular por parte de un investigador francés, Alexis Carrel. Por tanto, el origen de los trasplantes de órganos está muy ligado al desarrollo de la cirugía vascular. Con este avance, entre los años 1900 y 1915 se realizan los primeros trasplantes en animales. El animal elegido fue el perro y el órgano, el riñón.
En 1906, Mathieu Jaboulay publica el primer trasplante realizado en un ser humano. Se trata de un injerto renal de un cerdo, implantado en el codo izquierdo de una mujer de 50 años, en situación de insuficiencia renal terminal. El fracaso del intento, en relación con la incompatibilidad entre especies, no desanimó a los investigadores y, de este manera, en 1910 Unger, profesor de cirugía en Berlín, comunicó haber realizado más de 100 trasplantes de riñón de perros foxterrier a perros boxer. Al mismo tiempo, Carrell realizó transplantes experimentales de riñones, tiroides, paratiroides, corazón y ovario, siendo reconocido su trabajo con el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1912.
En las décadas siguientes, distintos investigadores rusos, franceses y estadounidenses realizan diferentes experimentos con animales y en 1933 se tiene noticia del primer trasplante de un riñón humano al hombre practicado en Ucrania por parte de Voronoy, realizado con el riñón de un donante grupo sanguíneo 0 en una receptora del grupo sanguíneo B. Tal incompatibilidad determinó el fracaso del intento y el fallecimiento de la receptora a las 48 horas.
Hume et al. (Boston, EEUU) publicaron en 1953 los resultados de sus primeros 9 casos de riñones trasplantados en el muslo. La escasa experiencia y la pobreza de resultados obligaban a buscar una técnica simple de implantación del injerto y trasplantectomía. A pesar de que no se administraron fármacos inmunosupresores (aparte de algunas dosis de ACTH y esteroides), varios de estos injertos fueron funcionantes algunas semanas. René Kuss puso a punto en 1951 la técnica del trasplante renal habitualmente empleada desde entonces: riñón situado en la fosa ilíaca por vía retroperitoneal con anastomosis a los vasos ilíacos y reconstrucción urinaria por anastomosis ureterovesical.
En el Hospital Necker de París tuvo lugar el 24 de diciembre de 1952 el primer trasplante de riñón entre emparentados: un joven carpintero de 16 años cayó desde un andamio y sufrió una rotura de su riñón derecho, que tuvo que ser extraído. Después de la intervención quedó anúrico y se descubrió que el riñón extraído era único. Seis días después se le trasplantó el riñón izquierdo de su madre. El riñón funcionó inmediatamente y la situación clínica y biológica del receptor mejoró rápidamente. Pero, a los 22 días del trasplante, la función del injerto fracasó por un episodio de rechazo y pocos días después el receptor falleció: no había posibilidades de diálisis y no se conocían tratamientos para solucionar el rechazo.
El primer trasplante renal con supervivencia a largo plazo tiene lugar en el Hospital Brigham de Boston en 1954 de la mano de Murray, Merril y Harrison. el donante y el receptor son dos gemelos homocigóticos, lo que garantizaba la ausencia de rechazo inmunológico. El trasplante se realizó mediante la técnica de Kuss.
En los años siguientes se realizan en Boston hasta siete trasplantes con similar relación entre donante y receptor, al tiempo que prosiguen las investigaciones en la utilización de fármacos que permitieran la utilización de órganos sin tanta semejanza inmunológica. En 1959 Calne demostró que la mercaptopurina prolongaba la supervivencia de los riñones trasplantados a perros y en este mismo año la empleó por vez primera en un trasplante renal humano. A partir del año 1960 se utilizó este fármaco en Boston, París y Londres. Los resultados del trasplante renal, aunque todavía pobres, empezaron a mejorar, especialmente cuando se combinó la mercaptopurina y la irradiación corporal: 2 injertos funcionaron más de un año. Los trabajos de Calne prosiguieron, demostrando que el imidazol derivado de la mercaptopurina, la azatioprina, era más activa.
Desde principios de los años cincuenta se sabía que los glucocorticoides disminuían la reacción de rechazo de la piel trasplantada en diversos modelos experimentales, pero fue Goodwin (del Departamento de Cirugía de la Universidad de California) quien en 1960 solucionó por vez primera un episodio de rechazo de riñón administrando altas dosis de glucocorticoides. Starzl et al, en 1963, recomiendan el empleo sistemático de azatioprina y glucocorticoides desde el momento del trasplante.
La experiencia obtenida en el trasplante renal ha posibilitado la expansión y el progreso en el trasplante de otros órganos. En 1963 Starzl realizó en Denver un primer intento de trasplante hepático en el hombre, pero no es hasta 1967 cuando tiene lugar el primer trasplante con supervivencia prolongada realizado en la Universidad de Colorado a una niña de un año y medio de edad. Los trabajos realizados por Starzl a partir de este momento, así como los de Calne y Williams permitieron que la mejoría de resultados fuera tal que lo que se consideraba un tratamiento experimental, pasara a ser una alternativa terapéutica..
En 1967 tiene lugar también el primer trasplante cardíaco; se realiza en Ciudad del Cabo (Surafrica) por parte de Barnard en un receptor de 58 años, enfermo de una insuficiencia cardíaca terminal. El éxito del trasplante tiene una gran repercusión científica y mediática y, aunque la supervivencia del paciente fue de 18 dias, este trasplante supuso el despegue definitivo de los programas de trasplante.
El primer intento de trasplante pulmonar en el hombre lo llevó a cabo Hardy de la Universidad de Misissipi en 1963; el paciente sobrevivió 18 días. Desde entonces hasta 1980 se realizaron unos 40 trasplantes pulmonares con una mortalidad del 100 % al año. A principios de 1980 Cooper, de la Universidad de Toronto, gracias a los avances técnicos alcanzados y a la posterior introducción de la ciclosporina inició un programa de trasplantes pulmonares, tanto uni como bipulmonares con mejores resultados.
Las primeras décadas de los trasplantes mostraron resultados desalentadores. A finales de los años sesenta el trasplante renal seguía siendo una intervención experimental de elevado riesgo: entre un 30 y un 40 % de los trasplantados con riñón de cadáver fallecían en el primer año, y la sépsis era la primera causa de muerte. El porcentaje de riñones funcionantes al año del trasplante era muy bajo. Similar situación se daba con el trasplante cardíaco y hepático. El descubrimiento de la ciclosporina como base de la inmunosupresión en 1980, la utilización de terapéuticas inmunosupresoras combinadas y el progreso en las técnicas quirúrgicas, fueron produciendo una mejora progresiva de los resultados y de la supervivencia de los pacientes trasplantados hasta la situación actual.
En España se realizó el primer trasplante de órganos con éxito entre humanos en 1965, en Barcelona, por parte del equipo de Gil-Vernet. Fué un trasplante renal obtenido de un cadáver. Desde entonces y hasta el reconocimiento legal de la "muerte cerebral" mediante la ley 30/1979, en todas las extracciones renales para trasplante procedentes de cadáveres se debía esperar a la asistolia del donante. Durante estos años, los equipos de trasplantes velaban de forma ininterrumpida, a veces durante muchos días, a los pacientes graves sin perspectivas de viabilidad en estado crítico o estado de "muerte cerebral" a la espera de la asistolia, y procedían entonces, previa autorización de la familia del fallecido, a la extracción renal del cadáver para trasplante.
El 22 de enero de 1983 se realizó el primer trasplante de hígado en España, en el Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona), por parte de los Dres. Margarit y Jaurrieta.
El 8 de mayo de 1984, en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona se realizara el primer trasplante de corazón con éxito, a cargo del equipo dirigido por Josep María Caralps y Josep Oriol Bonín. El paciente del Hospital de Sant Pau sobrevivió nueve meses y falleció aparentemente como consecuencia de una crisis de rechazo.En julio del mismo año, sería el equipo de Ramón Arcas, en la Clínica Universitaria de Navarra, y, en septiembre, Diego Figuera, en el Hospital Puerta de Hierro, quienes se unirían a los centros con capacidad técnica de efectuar estas intervenciones.
El primer trasplante pulmonar en España se realiza en 1990, en el Hospital Gregorio Marañón,. por parte del Dr. Arcas.