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El CHUAC alcanta los 1000 trasplantes hepáticos

El Chuac alcanza la madurez en el trasplante hepático al llegar a los 1.000

El paciente, un varón de 40 años, recibió un hígado de un fallecido en Asturias

Dolores Vázquez. A Coruña / la voz, 01 de diciembre de 2015. Actualizado a las 05:00 h.

«Es un hito, demuestra el trabajo y es un dato de madurez del hospital, son 21 años y es un mérito», así explicaba el doctor Manuel Gómez Gutiérrez, director del Programa de Trasplante Hepático y Pancreático del Hospital A Coruña el que este fin de semana el complejo haya alcanzado su trasplante hepático número 1.000.

El paciente, un gallego de 40 años que llevaba varios meses en lista de espera, evoluciona bien de la intervención que se realizó la madrugada del viernes al sábado gracias a una donación en Asturias. Si bien la cifra redonda es la que predomina en el balance, en el Chuac llevan este año realizadas 53 intervenciones similares. «Sigue siendo una operación complicada y compleja, pero se coge experiencia y va saliendo mejor, pero no es banal», puntualiza Gómez Gutiérrez sobre este tipo de operaciones en las que, como ocurrió el viernes, se movilizan tres cirujanos, dos anestesistas y cuatro enfermeras y en la que participan otros servicios como el digestivo, radiología, Oficina de Coordinación de Trasplantes, anatomía, laboratorio y banco de sangre. Aunque en este caso, la operación 1.000 resultó tan bien, que el paciente ni tan siquiera requirió una transfusión.

Donaciones

El director del Programa de Trasplante Hepático reconoce que lo que limita la frecuencia y el número de este tipo de trasplantes son las donaciones. «El problema es conseguir órganos», dice al mismo tiempo que resalta que también es importante formar a equipos que permitan ejecutarlas. «La tecnología es compleja y hay que conseguir gente», explica, más teniendo en cuenta la disponibilidad que requieren buena parte de las intervenciones.

En el Chuac, en estos momentos, la lista de espera para trasplante hepático es de 30 pacientes. «Es un número muy alto y hay que acortarlo como sea», insiste Gómez Gutiérrez, que asegura que siguen optando por órganos de fallecidos para evitar riesgos a los donantes vivos, que solo se barajan como posibilidad en caso de niños o ante la escasez de órganos. Este especialista apunta que aunque la mayor parte de los enfermos llegan por problemas derivados de una cirrosis o una hepatitis C, la nueva medicación en este campo supondrá toda una «revolución».

«Teño 21 anos, son un chaval»

Segundo Pardo lo tiene claro. «Salvoume a vida», dice de su trasplante. Este abogado ya jubilado tiene 75 años, pero él hace otras cuentas desde la operación que le permitió seguir viviendo. «Teño 21 anos, son un chaval», asegura recalcando que la operación cambió su currículo vital, aunque después admite que «os anos agora non perdoan, pero a operación deume outra visión». En su caso, fue el virus de la hepatitis C el que le obligó a pasar por la mesa del quirófano tras un año que recuerda como «terrible» y en el que llegó a quedar en los huesos. «Estaba desfeito», reconoce y no se cansa de alabar el trabajo de todo el personal médico implicado en este tipo de intervenciones, así como de su familia como apoyo. Estos días está con revisiones y no duda en destacar los avances que se han llevado a cabo en estos años con los medicamentos antirretrovirales para combatir la enfermedad. Pardo no solo es uno de los primeros trasplantados de hígado en la residencia coruñesa sino que desde esta posición se implicó en asesorar, aconsejar y ayudar a las personas que pasan por ese trance. Lo hace desde la Asociación de Trasplantados Hepáticos (Athega), que fundó en 1996, preside y desde la que hace hincapié en la necesidad de que se respalden las donaciones para que otros enfermos tengan la oportunidad de poder retomar su vida.